UN CUENTO DE BODA: DEL GRIS AL ARCOÍRIS
Organizar bodas era un trabajo agotador caracterizado por una estricta tradición acorde al deseo de los padres de los novios. Los invitados se perdían en protocolos interminables y aburridos. La novia, como parte más importante de la decoración, solo era visible porque vestía un merengue gigante que no le dejaba moverse. Estos por si intentaba huir. Eran bodas muy grises en las que todo tenía que estar perfecto y alienado con el protocolo. Desde la cubertería hasta las flores que se ponían en la última mesa.
Con el paso del tiempo este cuento de boda evolucionó. Las personas comenzaron a casarse por un fenómeno extraño llamado amor. Aunque el protocolo seguía siendo muy estricto, la familia de la novia se apoderó del derecho a decidir y ella pasó a ser la protagonista. El novio fue relegado a accesorio importante y la novia fue un merengue gigante blanco, aún sin poder moverse, pero feliz. Organizar bodas dejó de ser tan agotador y detalles como la presentación de la comida, los lazos en las sillas, las fotos, las flores, y los recordatorios llenaron la nueva era matrimonial de blancos: Blanco roto, blanco palo de rosa, blanco mate, blanco hueso, blanco, brillante, blanco blanco y más blanco.
Esto funcionó por mucho tiempo hasta que las parejas quisieron ser dueñas de sus propias bodas. Dueñas de su propio cuento de boda. El novio dejó de ser un accesorio más y no quiso aparecer más en las últimas 2 hojas de las revistas para novias. Las novias se rehusaron a llevar un merengue en su cuerpo. Entonces, poco a poco, el mercado se adaptó a las nuevas exigencias de este nuevo tipo de novios. Lentamente, los trajes de novio del mundo dejaron de ser un uniforme que solo se diferenciaba en la talla. Las bodas blancas dejaron paso a los colores. En esta nueva era algunas parejas aventureras decidieron abandonar lo tradicional para casarse a su manera.
Y entonces de repente armarios que habían estado cerrados por años se abrieron y comenzaron a salir personas que habían estado mucho tiempo escondidas allí. Una vez fuera, se llenaron del extraño fenómeno del amor y mujeres que amaban mujeres y hombres que amaban hombres se querían casar. Y desde entonces las bodas se llenaron de todos los colores del arcoíris. En este nuevo mundo, mujeres y hombres se casaban con quien querían. Organizar bodas fue una gran experiencia en la que mientras lo único importante fuera el amor, daba igual del color que tuviera.
Carlos Álvarez
Wedding Events Manager
Volver al inicio
Muchas gracias por tu aportación. Feliz semana.